Antigüedad, la última estocada

El complemento de antigüedad en Emulsa ha sido, desde hace muchos años, un tema polémico, controvertido, generador de agravios y utilizado en ocasiones como moneda de cambio. Parece que en estos días de pandemia y, de forma precipitada, estamos llegando al final de este conflicto. El resultado final muy posiblemente no será el objetivo inicial de obtener para todos la antigüedad del 60 %.
El comienzo de esta historia, como conflicto judicializado, se remonta ya al 7 de junio de 2017, hace tres años cuándo, hartos de la desigualdad salarial que generaba este complemento, en el local de la calle Almacenes, germinó la decisión de dar un paso decisivo y proceder a demandar en los juzgados, haciendo un desplante al comité de empresa. Reclamando lo que por derecho pertenece a todos.

En esta historia que ahora parece llegar a su desenlace ha habido todo tipo de actitudes: la de los valientes y pioneros, quienes a porta gayola dieron un paso al frente, se buscaron un abogado, lo pagaron y presentaron una demanda colectiva.
La de los solidarios que entendieron que era una reivindicación legitima y apoyaron y presionaron hasta que lograron que una parte del comité de empresa se viese forzada a presentar un conflicto colectivo por esta cuestión.
La de los matones, temerosos de que los que reclaman sus derechos pudieran mermar sus privilegios. Se escuchó a algún miembro del comité de entonces y de ahora, amenazar con enfundarse un pasamontañas y romper piernas si esa justa reclamación pudiera hacerle perder alguna prebenda.
La actitud de los pusilánimes apoyados en la barrera, que argumentaban que quiénes habían aceptado entrar a trabajar con la antigüedad por trienios era lo que habían firmado y que no tenían derecho a reclamar. Justificaban con ese pensamiento la legitimidad de cualquier condición laboral si es aceptada por necesidad, aunque pueda contravenir a la ley.

Y ahora, al final, llega el turno de los acobardados, que pretenden dar la espantá, con la faena bien encarrilada, esto es, con una sentencia favorable al 60% de antigüedad del Tribunal Superior de Justicia de Asturias y cuando el Tribunal Supremo aún no se ha pronunciado si admite o no el recurso de la empresa. Sin dar tiempo a que la Justicia resuelva la cuestión están pensando en aceptar la propuesta del 40% que lanza EMULSA, en clara posición de desventaja.
Bien es cierto que el 40 % que ofrece la empresa es más que el 0% que algunos compañeros tienen ahora, pero en las negociaciones intervienen dos variables importantes, qué se negocia, y cuándo se negocia y, en este tercio que nos toca lidiar donde lo único que judicialmente hay claro es una sentencia por el 60%, en caso de negociar algo, que sería discutible, el punto de partida ha de estar en ese 60% y no volver a la propuesta del 45% que hizo la empresa antes de la presión del primer juicio.

Las prisas son siempre malas consejeras, solo son buenas para los cacos y los malos toreros. Después de tres años de conflicto en los que apenas ha habido negociación, resulta cuando menos sorprendente la premura con la que se quiere ahora dar la puntilla a este asunto. Recuerda a la firma precipitada del último convenio con votación trampa donde para todos solo se obtuvieron 20 euros, para el plus de vestuario, a cambio de la pérdida de unos cuantos beneficios sociales.

No sabemos si habrá consulta o no, podrían firmar sin necesidad de ella, pero creemos que lo prudente en esta corrida sería no haber entrado al trapo porque enfrente tenemos un marrajo muy astuto.